Artículos

Muchas veces caemos en el error de creer que si nuestra situación económica o familiar u otro factor cambiara, nosotros seríamos mejores personas, cumpliríamos todo plan y meta que nos trazáramos; sin embargo esta no es la realidad, el cambio no sólo depende del entorno, sino depende de tu interior, de quién eres y de cuánta disposición tienes de cambiar. El cambio no solo depende de tu entornoSi eres consciente de que hay conductas que deben ser cambiadas en tu vida y pones como excusa cosas externas a ti, ¡espera un momento! Déjame decirte que realmente el cambio debe partir de ti, de tu corazón, tus pensamientos y tu disposición. Lo externo podría influir pero no determina quiénes somos. Pues, si escuchas la palabra pero no la obedeces, sería como ver tu cara en un espejo; te ves a ti mismo, luego te alejas y te olvidas cómo eres. Pero si miras atentamente en la ley perfecta que te hace libre y la pones en práctica y no olvidas lo que escuchaste, entonces Dios te bendecirá por tu obediencia. Santiago 1:23-25 No busques otros culpables de lo que realmente está en ti cambiar; sin embargo, por nosotros mismos no podemos lograr cambios profundos, necesitamos de Dios, quien por medio de su Palabra nos va transformando. Como dice Santiago, en los versículos mencionados anteriormente, si bien oímos de Su Palabra y esta nos confronta, debemos hacer algo para ponerla en práctica, aunque nuestro entorno siga siendo igual o peor, permitamos ser transformados por Dios. No te rindas y determínate lograr el cambio que anhelas Puede que en tu intento de cambiar fracases y te desanimes, pero piensa que debes levantarte nuevamente y seguir intentándolo hasta lograrlo, porque tienes a Dios que seguirá haciendo la obra perfecta en tí.